ESCUELA

Discurso de asunción como Presidenta
Gestión 2018-2020

Marcela Almanza

Estimados miembros de la NEL:

Al comenzar a dar cuerpo a este discurso, y luego de la grata sorpresa inicial por haber sido convocada hace dos años a ser parte del Comité Ejecutivo como vicepresidente, luego de un trabajo intenso y fecundo donde lo que primó de entrada fue realmente un lazo de Escuela, se me impone el siguiente enunciado que les quiero compartir: la NEL despierta.

Y lo digo asumiendo el signo equívoco que representa para mí, que escribo estas líneas que hoy les transmito, luego del lapso de trabajo compartido con ustedes y a la luz de asumir hoy esta nueva función ya como Presidenta de la NEL.

En un momento muy especial de nuestra Escuela, constituida actualmente por diez sedes, seis delegaciones y dos grupos asociados, se escucha, se percibe que algo vivo está aconteciendo y es allí donde en principio leo eso que se despierta y que nos despierta, en tanto una causa que anima y nos convoca a proseguir un recorrido que seguirá teniendo, por fortuna, el signo de lo nuevo.

Por otro lado, y siguiendo la vía analítica, sabemos que no puede haber un despertar sin que haya efectos de división, y que siempre son éstos los que anuncian, retroactivamente, que allí se produjo una escansión que inscribió un antes y un después.

¿A qué me refiero?

La novedad de tener el pase como una realidad efectiva, hoy por hoy, ya no en el horizonte sino en el centro mismo de nuestra Escuela, con la nominación de dos AE de la Escuela Una en la NEL constituye un verdadero acontecimiento del que recién estamos comenzado a extraer las primeras consecuencias.

Indudablemente, transitar por estas coordenadas implica estar sujetos a la contingencia y al devenir de nuevas marcas en nuestra formación como analistas y en nuestro lazo de Escuela.

En ese sentido, considero que estamos en un momento crucial, que nos compromete a todos los miembros a un trabajo de gran responsabilidad para alojar y hacer progresar debidamente esos efectos,pues desear la Escuela implica consentir al significante del pase y a toda una orientación política que, por supuesto, tendrá una continuidad en esta gestión que está por iniciar.

Así, podría decir que la actualidad del pase, presente en el corazón de la NEL, ya nos puso al trabajo y permeó la lógica de cada uno de los tres seminarios que constituyeron El Seminario de la NEL: Seminario de Formación Lacaniana, Seminario de Textos políticos y Seminario de investigación de la práctica analítica, haciéndonos partícipes directos de este acontecimiento. Vendrá el momento de extraer progresivamente las particularidades del anudamiento de las 3 vertientes, clínica, epistémica y política para retomarlas debidamente, contemplando los tiempos lógicos de la Escuela sujeto.

En esa vía, en tanto practicantes del psicoanálisis asumimos nuestro compromiso político, pues acordamos plenamente con J.-A. Miller cuando plantea que el pase concierne a la práctica del psicoanálisis, tal como Lacan nos transmitió, pues “una cura psicoanalítica es equivalente a una demostración”, pero además agrega que “una demostración que sólo valdría para uno solo no serviría para nada. No hay demostración sin comunidad. Es la razón de que haya Escuela. Tenemos una Escuela para que la demostración sea posible, sea efectiva”.[1]

Me parece pertinente entonces, en continuidad con la propuesta de la gestión anterior, donde la referencia orientadora fue “privilegiar el punto de vista analítico ante todo” y donde el permanente trabajo de elaboración en relación al pase sentó un precedente fundamental, proponer como eje de nuestra próxima gestión la formación del analista en la Escuela del pase,partiendo del primer principio de política lacaniana enunciado por J.-A. Miller como “no ceder ante lo real en juego en la formación. Tal como Lacan lo entendió durante toda su vida, quiere decir no ceder ante los efectos transferenciales de su enseñanza: hay que asumirlos hasta el final”.[2]

En este contexto, la Escuela del pase, que tiene como política obtener la diferencia absoluta y demostrarlo, produce necesariamente una incidencia en nuestra condición de parlêtres si nos dejamos enseñar por la transmisión absolutamente singular de los testimonios de cada uno de los AE, que nos impulsa a una elaboración permanente en torno a cómo concebimos los finales de análisis desde la orientación lacaniana.

Cuando nos sentimos concernidos por la pregunta sobre cómo se deviene analista, es allí donde resulta inevitable escuchar la incidencia del pase en nuestra formación, a nivel de nuestra posición analizante, en la escucha de cada una de las curas que dirigimos, en la práctica del control, en el estudio vivificado y renovado de los conceptos y también, por qué no, en nuestra transferencia de trabajo, en nuestro lazo de Escuela.

Y hay que saber que es toda una apuesta a ser sostenida, en acto, por cada uno de los miembros de la comunidad analítica, pues “El sentido del pase… es un sentido que tiene que ser renovado, rejuvenecido, refundado entre nosotros”[3] para que no se constituya en un ideal sino más bien en una realidad efectiva que agujeree suficientemente algunas certidumbres, que vaya a contracorriente de cualquier inercia, que tenga una incidencia anti grupal y que se oponga a la lógica de las identificaciones.

El pase y sus efectos…

Dependerá entonces de nuestra posición, el hacer de la Escuela un Otro inconsistente, sabiendo de antemano que la forma asociativa que esta propone no se basa en ningún ideal ni en el reconocimiento mutuo entre sus integrantes, ya que lo que tenemos en el centro de la misma es un no saber irreductible, un agujero central, que escribimos S(A/ ).

La Escuela, concebida de este modo, incluso antes de que cada uno de nosotros decida habitarla como analista/analizante bajo la marca de su propia singularidad, está habitada por un real permanente e ineliminable, pues no sabemos qué es un analista.

Este es el real sobre el que se asienta la comunidad analítica, y “cada sujeto que se forma en la experiencia analítica está confrontado a su manera a ese real que no cesa de no escribirse y con el que sólo podrá encontrarse de modo contingente”.[4]

El pase, en tanto uno de los dispositivos más genuinos con los que cuenta la Escuela, se propone como uno de los modos de “propiciar este encuentro contingente y de darle una forma de elaboración y transmisión acorde con el discurso analítico”.[5]

En este contexto tengo presente la “Teoría de Turín acerca del sujeto de la Escuela”, en la que J.-A. Miller nos recuerda que se trata de una Escuela concebida por Lacan como un conjunto lógicamente inconsistente, siempre atravesada por el no-todo, habitada no por una excepción única, sino más bien por una serie de excepciones, de soledades no comparables las unas a las otras, por sujetos barrados, fijados a significantes–amo y habitados por la extimidad de un plus de goce particular para cada uno[6]… Entonces, cabe no perder la brújula y retomar siempre aquello que nos une, más allá de nuestras diferencias, para seguirnos preguntando ¿cómo hacer lugar a la singularidad en una Escuela, e inscribir desde allí un lazo posible sin perder de vista lo que es su agalma?

Sabemos que no hay experiencia de Escuela sin experiencia analizante. Por eso considero que es nuestro desafío permanente el saber escuchar analíticamente los inevitables impasses que surgen en el camino, los efectos de grupo, los puntos de repetición, lo que no anda, los síntomas que atañen a nuestra Escuela, para alojarlos y ponerlos al trabajo de manera conveniente en cada lugar, uno por uno.

Es en esta vía que las Conversaciones políticas seguirán teniendo su justo espacio en el corazón de nuestra experiencia de Escuela, en una articulación renovada entre lo Uno y lo múltiple, contemplando siempre la diferencia, los tiempos lógicos y los modos singulares en que se acogen las iniciativas, sin ceder por eso en la orientación fundamental que nos concierne para que ese Uno tome cuerpo y se vivifique, se encarne, en cada uno de los miembros de nuestra comunidad analítica.

El trabajo sobre la práctica analítica seguirá su curso a través de la labor de investigación en los carteles clínicos, allí donde la singularidad del caso nos interpela y nos convoca constantemente a la pregunta por nuestra formación, sobre qué es un analista y qué se deduce de su operatoria. Estaremos atentos a que esa pregunta se sostenga, permanentemente, en todos los ámbitos donde se pueda verificar el modo en que los miembros de la NEL practicamos el psicoanálisis, es nuestro compromiso fundamental.

Por otro lado, retomo el enunciado que les compartí inicialmente: la NEL despierta… y seguirá en esa vía, asumiendo una posición ética y responsable a través de cada uno de nosotros, en cada oportunidad que se requiera escuchar nuestra voz, tal como lo plantea Angelina Harari en su discurso de asunción, pues “Nuestra condición de miembros de la AMP nos invita a tomar posición. Podríamos hacerlo en el interior de nuestra asociación, pero nos orientamos más bien hacia la esfera pública”. Y agrega: “el lanzamiento del "Campo freudiano, Año cero" nos da una nueva orientación, es una interpretación que lleva a las Escuelas-sujetos de la AMP a comprometerse en el campo político”.[7]

En ese sentido, cada miembro de la NEL que se encuentre suficientemente concernido por la causa analítica está invitado a dar el paso necesario para estar a la altura del compromiso que asumió cuando la Escuela, en un acto de confianza, escuchó y alojó las razones analíticas que hacían de su pedido de admisión un compromiso en acto con la Escuela.

Así, bajo el signo de un anudamiento siempre necesario entre intensión y extensión, sabiendo que “la acción lacaniana es la consecuencia del acto analítico en el registro del vínculo social, es la consecuencia necesaria de la posición que el analista sostiene en el acto analítico”,[8] esperamos que en la próxima gestión siga resonando el decir de cada uno de los miembros y de su formación, allí donde las circunstancias nos convoquen.

La NEL abarca un territorio muy vasto y son múltiples las posibilidades de tomar la iniciativa, día a día, en el ámbito donde cada Sede o Delegación se asienta.

Los observatorios y las redes que hacen parte del ámbito de la FAPOL, así como las más diversas instituciones en las cuales muchos de nuestros miembros y asociados trabajan cotidianamente son, sin lugar a duda, un ámbito fecundo para hacer lazo con otros discursos, investigar y estudiar diferentes problemáticas en las que se requiere tomar partido.

Quizás, uno de los desafíos que nos proponemos a la luz del hilo que recorrerá esta gestión sea ¿cómo retornan al corazón de la Escuela los efectos de formación a nivel del nudo intensión/extensión? ¿Cómo nos servimos de ellos?

Nuestro reto, acorde a la causa que nos convoca, sigue siendo hacer existir el psicoanálisis de orientación lacaniana en cada lugar donde habitamos, aun en aquellos ámbitos donde creamos que hay poco para decir o para hacer porque son otros los discursos imperantes, muchos de ellos, muy acordes a la época y al pragmatismo de lo que funciona.

Será justamente allí donde habrá que hacer la apuesta, es una cuestión de deseo, para que no nos ganen ni la resignación ni el encierro o el embeleso en nuestras propias formulaciones, sino que más bien lo que prime sea el ánimo de reconquista… y será así como cada quién deberá “tomar la posta” para que el espíritu fundacional de la Escuela de Lacan esté presente en nuestras intervenciones, para generar un vivo interés por el discurso analítico.

La Escuela, por su parte, dispensará todo lo necesario para que así sea.

Con una política de medios muy precisa, acorde a la época y a los principios que orientan la AMP y la Escuela Una, seguiremos apostando a que el pensamiento vivo de nuestros analistas se haga presente permanentemente a través de los contenidos actualizados de la página web, las redes sociales, el uso de diversas tecnologías y, por supuesto, mediante nuestras publicaciones en papel y virtuales, que ya tienen ganado un lugar reconocido no solo en el ámbito de la NEL, sino, además, en otros territorios.

Bitácora Lacaniana, año tras año, expresa cabalmente desde sus contenidos que la Escuela es una experiencia libidinal y que su acontecer se sostiene por el deseo que la habita.

Por otro lado, está el relanzamiento de Factor@, la publicación virtual que recogerá todo lo referido a la Acción lacaniana y su política en el ámbito de la NEL.

Es nuestro deseo profundizar aun más esta política, para que la voz de nuestros miembros esté presente, resuene y se sostenga de modo entusiasta asegurando el porvenir del psicoanálisis.

Por último, quiero mencionar que retomaremos el trabajo decidido que se ha iniciado con respecto al Consejo Federativo, no sólo resaltando su función fundamental de articulador entre el Comité Ejecutivo y los Directorios locales, sino también alojando sus propuestas a través de las intervenciones de sus consejeros en cuestiones fundamentales que hacen a la política de Escuela. Esperamos profundizar el camino iniciado.

No quiero terminar mi discurso sin mencionar a nuestros queridos colegas de Venezuela, cuya migración forzada en los últimos años ha transformado sensiblemente el mapa de la NEL… no somos ajenos a lo que “nos acontece”, porque a pesar de vivir en territorios diversos, nunca debemos olvidar que hacemos parte del país del psicoanálisis y que somos responsables, cada uno de los miembros de la Escuela, por su supervivencia.

Seguiremos trabajando para ello y, en consonancia con lo planteado anteriormente, nos haremos parte de la responsabilidad que nos compete.

Para finalizar, quiero agradecer a Clara María Holguín por su confianza, apoyo y trabajo comprometido por la Escuela, por haber sentado un precedente importantísimo para la NEL desde su gestión y por haberme convocado a esta tarea apasionante que a partir de hoy continuaré desde la función que asumo.

A mis colegas del nuevo Comité Ejecutivo que respondieron afirmativamente y de inmediato con su deseo para acompañarme en esta nueva gestión, a las instancias de la AMP por haber consentido a que hoy ocupe este lugar y a todos Ustedes, por supuesto, que hacen parte imprescindible de nuestra vida de Escuela.

¡La NEL despierta!

Ciudad de México, Octubre 18 de 2018

NOTAS

  1. Miller, J.-A., Intervención sobre el mutualismo. En: La erótica del tiempo y otros textos. Tres Haches, Buenos Aires, 2001, p. 65.
  2. Miller, J.-A., Política lacaniana. Editorial Diva, Buenos Aires, 1999, p. 28.
  3. Miller, J.-A., Cómo se deviene psicoanalista en los inicios del siglo XXI. En: La lettre mensuelle, Boletín mensual de la ECF, N° 279, junio de 2009.
  4. Bassols, M., "La Escuela y lo real", http://miquelbassols.blogspot.com/2014/01/la-escuela-y-lo-real.html
  5. Ibíd.
  6. Miller, J.-A., "Teoría de Turín acerca del sujeto de la Escuela", https://www.wapol.org/es/las_escuelas/TemplateArticulo.asp?intTipoPagina=4&intEdicion=1&intIdiomaPublicacion=1&intArticulo=291&intIdiomaArticulo=1&intPublicacion=10
  7. Harari, A., "Política lacaniana", http://www.eol.org.ar/biblioteca/lacancotidiano/LC-cero-776.pdf
  8. Bassols, M., "Una política para la Acción Lacaniana", http://thewannabe.nel-amp.org/Ediciones/011/template.php?file=Nuestras-convicciones/Una-politica-para-la-Accion-Lacaniana.html