LA ESCUELA

Una paradoja

Mónica Febres Cordero

En el texto de 2017 que abre la convocatoria para esta Noche de Garantía, Miller se refiere a las relaciones entre el discurso del analista y el discurso del amo, y lo hace desde la pregunta por la garantía. ¿Qué es la garantía? ¿Qué es el título de AME? Y responde: es el medio por el cual el grupo de analistas se hace representar en el discurso del amo. Señala las consecuencias y el direccionamiento que lee la Comisión de la Garantía cuando nombra un AME.

El analista no busca el reconocimiento del amo, sin embargo, se agrupa en asociaciones legales, con personalidad jurídica; se presenta con otros miembros de una asociación legal y así son reconocidos. Punto vivo para la NEL en este momento en el cual la inscripción legal de sus estatutos tiene esa importancia: ser reconocida jurídicamente por el estado y así dar lugar a una nueva etapa en su vida asociativa.

La afirmación de que la Escuela tiene alas analíticas y patas sociales alude a este doble direccionamiento: hacia el discurso analítico, hacia el discurso del amo. Relación paradojal: el discurso analítico se somete -o pareciera hacerlo- al discurso del amo, al mismo tiempo que busca cómo subvertirlo. Son modos de hacer con el amo para que el discurso analítico tenga su posibilidad.

Esta relación es señalada por Leonardo Gorostiza en un texto que lleva ese título: “Un amo paradojal” [1]. Introduce una pregunta que sorprende. ¿De qué amo se trata en el discurso analítico? ¡Cómo que pudiera haber un amo en lo analítico! Sí: un amo paradojal. Un amo que excluye el afán de dominio y se aparta de la verdad universal.

Porque el discurso analítico acoge lo singular, el uno por uno. Permite lo inconmensurable representado por el objeto a. El saber del inconsciente, lo sabemos, es extraño al discurso científico.

Lacan habló de una antipatía entre los discursos, el analítico y el universitario. En este último, el saber está en el lugar de mando. Dice Gorostiza: hay una discordia irreductible entre ambos, y sin embargo, de lo que se trata es de explotar dicha discordia, índice de un imposible. Más bien considerar cómo, en esa hiancia, está el hacer posible del discurso analítico.

Se desprende un corolario: tampoco en nuestra Escuela debe dominar el discurso analítico, porque ello significaría tomarse por la verdad. De lo que se trata es de explotar la hiancia entre los discursos e inherente a cada uno de ellos. Es diferente a una posición de dominio. Si la imposibilidad es un hecho de estructura, se trata de hacer con ella.

Pienso en las instituciones en las cuales el discurso analítico se ha hecho escuchar en Guayaquil. Se caracterizan por un saber que imponen diferentes amos. Universidades, sin duda, pero también colegios, hospitales, instituciones de acogida para menores, juzgados. El discurso analítico ha entrado por los intersticios que la institución permite, por los corredores, salas de espera, staffs médicos, en las consejerías estudiantiles. Y ha tenido efectos: la posibilidad de que surja un sujeto en medio de la enfermedad o de la segregación, ahí donde el discurso del amo tiende a acallarlo.

La segunda parte de la pregunta planteada para esta Noche de la Garantía alude a la formación del analista, lo cual permite plantear la relación entre el discurso del amo y el discurso analítico para subvertir de la buena manera. Sin plegar al discurso del amo, pero tampoco dando lugar a la marginación del discurso analítico.

En ese punto se anudan garantía y supervisión. La práctica de la supervisión no se refiere solamente a la relación del analista con sus pacientes, apunta a la relación con el psicoanálisis, con la Escuela y también con la ciudad. La Escuela debe mantener una política sobre el control para los analistas que en ella se formen.

Hay un criterio sobre la formación del analista que propone Miller y que me convoca por su tono de intimidad y su deslizamiento hacia la confianza inherente a la affectio societatis. Lo parafraseo: la formación se puede garantizar…sobre la base de la antigüedad, y de la regularidad de la práctica…a puerta cerrada, en pequeñas comunidades …pueblos donde todo el mundo se conoce [2].

De esa intimidad rigurosamente planteada veo surgir un AME que pueda hacer con el discurso del amo, sin transar en lo que son los principios analíticos.

NOTAS

  1. Gorostiza, L. “Un amo paradojal”, www.xxviijornadas anuales.com
  2. Citado por Marta Davidovich, Edición de la IX Conversación de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis – 19 mayo 2007, www.wapol.org