LA ESCUELA

Discurso presidente entrante
Gestión 2023-2025

Ana Viganó

Estimada Christiane Alberti, presidente de la AMP, quien está amablemente conectada compartiendo con nosotros esta Asamblea, gracias por acompañarnos,

Estimados consejeros salientes, consejeros "perdurantes" -tal la fórmula entre lenguas que acuñamos, de manera divertida, en estos días-, y consejeros entrantes,

Estimados colegas miembros de la NELcf y la AMP,

¡Buenos días!

Una vez más lo real hizo su aparición contingente, disruptiva, y de manera inesperada, -como sabemos, lo real nos sorprende siempre-, cruzó nuestros planes y aceleró la marcha de algunas cosas. En estas coordenadas, y antes de continuar con las palabras que tengo para ustedes, saludo a María Elena Lora con solidaridad y reconocimiento por el recorrido compartido hasta aquí.


Desear la Escuela

1.- ¡Sepamos qué hora es!

Me dirijo a ustedes hoy desde la función que me han confiado. Confianza que aprecio y agradezco y que, de entrada, como punto inicial de partida, me compromete a preservarla y multiplicarla en el seno de la Escuela. ¿Qué confianza? La confianza de que nuestra posición analizante, nuestros partenaire-síntomas y nuestro estilo, puestos al servicio de la Escuela, serán la estopa del lazo entre nosotros y la materia prima del trabajo que en ella realizaremos, haciéndola ex-sistir.

Empezaré este discurso que les dirijo, entonces, sacudiendo un poco el pelaje del Conejo blanco de Alicia que parecía corretearnos en estas últimas semanas -"it's too late, it's too late…!"-, haciendo la apuesta de transformar sus ensortijados y repetidos gritos, en signos de fortuna. Entre Automaton y Tyché, entre azar y fortuna, leo el tiempo lógico en que tenemos la fortuna de estar hoy, aquí.

Haré uso de unas palabras de César Vallejo, poeta y escritor peruano, como pequeño homenaje a esta tierra que nos ha recibido generosamente para las Jornadas pero, sobretodo, a este país que, encarnando una de las formas del Otro social, ha alojado la inscripción legal de nuestra Escuela, marca precisa -aunque no la única-, del momento de concluir que advino lógicamente del instante de ver y del largo tiempo para comprender que llevó en nuestra Escuela el nombre de "recomienzo". Y si, como decíamos con el Consejo saliente en el último envío de los Puntos Vivos del Consejo, siempre se recomienza en las contingencias de la Escuela, recomenzar es también, tal vez, muy propio del deseo en los seres hablantes respecto de su propio apego a la vida, cuestión que la actualidad revela nuevamente amenazada y puesta, como en oscura ofrenda, en la hoguera de los impulsos de destrucción y aniquilación del otro, de lo diferente.

Fragmento del poema:

"Hoy me gusta la vida mucho menos,
pero siempre me gusta vivir: ya lo decía.
Casi toqué la parte de mi todo y me contuve
con un tiro en la lengua detrás de mi palabra.
[…]
Me gustará vivir siempre, así fuese de barriga,
porque, como iba diciendo y lo repito,
¡tanta vida y jamás y jamás! ¡Y tantos años,
y siempre, mucho siempre, siempre siempre!"[1]

Cité a un Vallejo envejecido pero muy deseante, y adivinarán que no es casualidad que tome este sesgo para empezar, haciendo eco al informe de la AMP que nos ha hecho ver el envejecimiento de nuestras Escuelas. Entre el jamás y el siempre, la vida que pasa, la vida que se elige. Con el tiro en la lengua detrás de la palabra, nosotros, analizantes. Con la parte del todo que no existe, la singularidad y la lógica no-toda que nos orienta en la Escuela.

Verán que me fue imprescindible comenzar por reconocer el tiempo y recurrir a las letras, rasgo del que gozo como lectora, para situar las coordenadas de esta permutación, siempre inaugural y paradójicamente, siempre enlazada a su tiempo y su historia.

"Sepamos qué hora es", citaba Miller a Quevedo, para hablar de la Escuela. Porque "Lo que se ha de hacer, ¿de qué sirve dilatarlo? Hágase hoy."[2]

¿Cómo situar qué hora es para la NELcf? Ensayo algunas ideas que les propongo.

2.- La historia del psicoanálisis está en el futuro.

El tiempo pasa y nosotros también, en la vida y en las funciones. Pero nuestra apuesta es que el psicoanálisis de orientación lacaniana perdure, subsista y se mantenga vivo. Primer desafío que tenemos el deber deseante de relanzar y que este acto permutativo presentifica como apuesta de soplo fresco que nos permita respirar nuevos aires. La historia del psicoanálisis está en el futuro, decía Miller, aún cuando se la viva hoy y las claves estén en su pasado. Lo que vivimos hoy tiene las marcas de lo que la AMP nos ha propuesto con el signo "juventud", y el tiempo del aggiornamento. La NELcf, que ya hubo iniciado su propio aggiornamento -y yo misma en la función que hoy asumo-, está comprometida con las perspectivas que esta nueva política traza. Tomaremos muy seriamente evaluar las consecuencias de su efectuación, en la apuesta de largo plazo que se juega desde hoy, propiciando de manera "productiva y voluntarista" el inicio del viaje hacia la Escuela de algunos jóvenes. Tendremos que saber usar nuestros recursos, los viejos, los reciclados, los nuevos o reinventados, incluso considerando que la convicción por la causa que nos anima mueve el gesto, generoso, que se compara, como suele decirse, con la decisión de plantar un árbol del que no se disfrutará tal vez ni la sombra ni sus frutos. Semillas del provenir que se gestan en el vivero de Escuela del hoy.

Entre las múltiples variables ampliamente discutidas y trabajadas, considero que tendremos que revisar en cada oportunidad que lo amerite el equilibrio adecuado entre presencialidad, virtualidad e hibridez de nuestros encuentros, especialmente cuando puedan afectar a las condiciones de inmersión que la Nueva Política de Juventud requiere.

3.- Puertas a-biertas.

Francis Ponge, poeta que algunos me han escuchado trabajar en estos meses de preparación hacia nuestras Jornadas, a propósito de la referencia de Lacan a la réson -r.e.s.o.n.[3]-, tiene un breve poema que en estos días vino a mi mente. Cito unas líneas:

"Los reyes no tocan las puertas.
No conocen esa felicidad: empujar hacia adelante con suavidad o violencia uno de esos grandes tableros familiares, volverse hacía él para ponerlo otra vez en su lugar: tener en nuestros brazos una puerta." [4]

Por suerte estamos locos, ¡pero no tanto como para creernos reyes! ¿Será? En todo caso, podemos utilizar las palabras del poeta para decir que ninguna posición regia respecto del saber qué es un analista abre puertas en, o a, o de, la Escuela.

Asumo la función que me confían pensando en una fórmula que me parece de utilidad para este tiempo de la Escuela, y para el estilo que ha devenido mi modo de hacer lazo: puertas a-biertas. Puertas a-biertas para la conversación argumentada y comprometida, formal e informal, permanente. Puertas a-biertas para irradiar nuevas perspectivas topológicas entre el adentro y el afuera toda vez que lo consideremos conveniente, con los recursos que conocemos y con los que inventemos para la ocasión. Puertas a-biertas, en plural, que resuenan con el reciente trabajo que hemos compartido en el último ENAPOL sobre cómo inician los análisis, pero también sobre cómo terminan, tal como se ha venido trabajando de manera decidida en cada una de las Escuelas de la AMP a partir de las reflexiones sobre el pase en la ECF, y gracias a las últimas publicaciones de Jacques-Alain Miller.

Pero, advierto, no se trata de abrir de cualquier manera, ni dejarse seducir por una apertura que deslice hacia un ideal inexistente. La a, separada con un guión, nos devuelve la letra que hace brújula, el objeto a, agalmático, que hace causa para esas puertas, el corazón de la transferencia sin la cual no habría ni psicoanálisis ni Escuela. Abrir, entonces, no totalmente; el objeto a está evocado con el guión para recordárnoslo. Pero sí, como señalaba Miller, "abrir lo bastante"[5] como para dar nuevas perspectivas sabiendo incluso que las puertas a-biertas suponen que algunas, en su tiempo lógico, también se cierran; no habría puertas si así no fuera.

No se trata, entonces, de puertas a-biertas que auguren ninguna conformidad confortable para un "todos" imposible. "…en el psicoanálisis, -señala Miller-, cada uno esta confrontado a su soledad, a su falta, a su miseria, y eso produce una llamada al confort grupal. Y es toda una cuestión saber si debemos poner en marcha aparatos de contra-soledad, de pertenencia."[6] En lugar de eso, el affectio societatis toma todo su valor en tanto hace resonar el objeto libidinal de cada uno, en juego en la comunidad, con la salvedad de recordar la recomendación que también hace allí Miller: "nunca hay que fatigar al objeto a"[7].

Puertas de entrada, como el cartel, que no aseguran ninguna pertenencia ni filiación que no sea la de inscribir un trabajo a nombre propio con otros, orientado y expuesto en su producto a la comunidad, para su debate riguroso a cielo abierto, incluso en sus impasses.

Puertas que exploren, que investiguen territorios incógnitos en la compleja clínica del final del análisis a través del pase, sus enseñanzas y lo que estas iluminan al mismo tiempo que sitúan y destacan la pregnancia opaca de lo imposible de decir y lo imposible de negativizar.

Puertas analíticas de lectura y construcción lógica para la clínica de los practicantes, bajo transferencia, con el control y la garantía, en el horizonte del deseo de formación.

Puertas de enlace con las ciudades que hagan posible una conversación con otros discursos en la que el discurso analítico, que no pretende la dominación, pueda tener un justo lugar de intérprete. Allí donde cada intervención tenga por insignia elevar al individuo contemporáneo a su dignidad de sujeto[8]. Donde hablar la lengua del Otro sea, no para comprender mejor o que nos comprendan, sino para hacer oír aquello que no se quiere saber, pero que comanda desde el desconocimiento.

Puertas instrumento, como la comunidad país, para el fortalecimiento, existencia y porvenir del psicoanálisis de orientación lacaniana en cada país de nuestro mapa, en claro deseo de hacer efectiva la fórmula acuñada como "extensión de la intensión".

Puertas de comunicación, lazo y trabajo con las vecindades de la Escuela, el Instituto INES, las redes del Campo Freudiano, los observatorios y redes de la FAPOL, los dispositivos de Acción Lacaniana que convengan. También con las otras Escuelas en el mundo y, por supuesto, con la AMP, sin la cual no podría sostenerse el concepto de Escuela que deseamos.

4.- Duro deseo de desear: la Escuela

Un poco locos; con un rasgo intratable; vivientes que aceptan ser tomados por una determinada maquinaria -la de la experiencia analítica y de Escuela- y pagan allí su libra de carne; sabios e inteligentes solo a condición de ser intransigentes; débiles cuya verdadera fuerza moral es reconocer tal debilidad, pero tan realistas como para pretender hacer lo imposible; testigos; mártires... Con estos adjetivos y algunos otros más, Miller describe en un recordado texto[9] a los psicoanalistas que se reúnen bajo el significante del Campo Freudiano, pero más aún bajo el imposible de la Escuela Una, propuesta por él y algunos otros. ¿Qué clase de Uno responde por este esfuerzo de la Escuela Una, que contiene en sí misma tal variedad de ejemplares? La unificación del bloque no constituye ninguna experiencia, pero tampoco la de los que juegan solos el juego del "para sí mismo". Solo hay experiencia en un grupo animado por la transferencia, es decir, por la propia relación al inconsciente de cada uno puesta al servicio del lazo con los otros. "La declaración de la Escuela Una -cito a Miller-, es la de una comunidad que tiene confianza en su destino de comunidad"[10] ¿Tenemos nosotros confianza en nuestro destino de comunidad? Me percato: vuelve la cuestión de la confianza a estas líneas, y vuelve mi agradecimiento y mi apuesta por multiplicarla. Porque la transferencia -tanto en la experiencia analítica como en la vida de Escuela- necesita estar encarnada. Para que eso tenga lugar es necesario la vida. Que un viviente -unos cuantos-, acepten ser tomados por la maquinaria y paguen con su persona, su libra de carne. Así el Uno toma un lugar libidinal como "la manera en que la comunidad en su conjunto vale como objeto a para cada uno de sus miembros"[11]. ¿Cómo hacer resonar ese lugar libidinal en cada una de las actividades, planes, programas y decisiones que tomemos? Por suerte, estamos locos pero no somos reyes ni creemos serlo; no es esa nuestra locura. ¡Podemos abrir puertas! Y no estoy sola para ello ni para cerrar las respuestas a este interrogante, al menos por el tiempo que me toca asumir la presidencia de la Escuela y su Consejo. "Cuenta conmigo" ha sido la frase más maravillosa y repetida que escuché estos días en los augurosos y cálidos saludos que he recibido. "Cuent-a conmigo", con la a que evoca el objeto que nos une manteniendo siempre la muesca central de su vacío y el goce que allí se aloja, haciendo lugar a aquello que nos diferencia. "Cuent-a conmigo": que la Escuela cuente con nosotros, para contar con la Escuela en el presente y en el futuro, es el mensaje que recibo de forma invertida y les trasmito a ustedes hoy, para la hora de la Escuela. Una Escuela que se consolida hacia adelante. La hora de la Escuela es su deseo presente, que no cesa de apurarnos al porvenir.

Invito al nuevo consejo que hoy se conforma a dar comienzo, entonces, a este tramo del viaje hacia la Escuela. A los secretarios del directorio ampliado, a los convocados para cada función y responsabilidad en las comisiones de trabajo, y a todos ustedes, colegas, sabiendo que la travesía siempre implica "un gramo de audacia en la prudencia"[12], los invito a navegar entre Escila y Caribdis, las aguas del deseo de Escuela transformado cada vez, por no ceder, en voluntad decidida.

¡Muchas gracias!

NOTAS

  1. Vallejo, C., Hoy me gusta la vida mucho menos, disponible on Line http://www.materialdelectura.unam.mx/index.php/poesia-moderna/16-poesia-moderna-cat/182-083-cesar-vallejo?start=23
  2. Miller, J.-A., "La hora de la Escuela", El nacimiento del Campo freudiano, Buenos Aires, Paidós, 2023, p. 171.
  3. Lacan, J., Hablo a las paredes, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 103.
  4. Ponge, F., "Los placeres de la puerta", en Aguirre, R. G., Poetas franceses contemporáneos, Ediciones Librerías Fausto, Buenos Aires, 1974.
  5. Miller, J.-A., Conversación a propósito de la presentación de "El nacimiento del Campo Freudiano", inédito.
  6. Miller, J.-A., Sobre el deseo de inserción y otros temas, On Line, http://ea.eol.org.ar/04/es/template.asp?lecturas_online/hacia_encuentro/jam_insercion.html
  7. Miller, J.-A., "Affectio societatis", en Elucidación de Lacan, Paidós, Buenos Aires, 1998.
  8. Tal la valiosa brújula recordada por Eve Miller en su visita a nuestro continente, en el IX ENAPOL.
  9. Miller, J.-A., "La doctrina secreta de Lacan sobre la Escuela", El Caldero de la Escuela. Nueva Serie #24, Publicación de la Escuela de la Orientación Lacaniana, Grama, Buenos Aires, 2015, p. 3
  10. Ibid, p. 4
  11. Idem
  12. Gracián, B., Oráculo manual y arte de la prudencia, disponible On Line en Biblioteca virtual Miguel de Cervantes, www.cervantesvirtual.com